Ser o parecer

    En la última entrada del blog hablamos sobre la motivación de auto-ensalzamiento, es decir,  la motivación que nos lleva a realzar los aspectos positivos de la imagen que tenemos de nosotros mismos (autoconcepto) y a atenuar los aspectos negativos. Muchos psicólogos sociales consideran que esta necesidad de vernos y de que los demás nos vean de manera positiva es una necesidad fundamental. Además, el autoensalzamiento tendría consecuencias positivas. Cuando los demás nos ven de manera favorable nuestra autoestima aumenta y ese incremento en la autoestima se relaciona con un mayor bienestar y confianza en uno mismo y con niveles bajos de estrés, ansiedad o depresión. Sin embargo,  no todas las consecuencias del autoensalzamiento son positivas. Por ejemplo, creer que los demás nos ven de manera positiva no implica que necesariamente lo hagan. Por ello, algunos autores piensan que el autoensalzamiento es una forma de autoengaño que, a largo plazo, perjudica a la persona.

    En las relaciones largas, ya sean románticas o de amistad, el tiempo suele poner a cada uno en su lugar. La amenaza de que el otro acabe descubriendo finalmente quién es uno, es suficiente para que la mayoría de las personas sean razonablemente modestas en cuanto a la imagen que presentan a los demás. Tanto es así que algunos psicólogos sostienen que la gente está motivada por el deseo de confirmar su autoconcepto, incluso cuando la imagen que cada uno tiene de sí mismo es negativa. Aunque pueda parecer poco intuitiva, esta necesidad de autoverificación obedece a razones de distinto tipo. Por un lado, habría razones pragmáticas. Conseguir que los demás nos vean tal y como nosotros mismos nos vemos, permite a los demás predecir nuestras reacciones y a nosotros predecir el comportamiento de los demás. Por otra parte, el proceso de autoverificación satisface también necesidades epistémicas, puesto que permite mantener la creencia de que la imagen que tenemos sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea es coherente.

    La propuesta más provocadora de la teoría de la autoverificación es que las personas desean que los demás verifiquen también sus características negativas. A primera vista este deseo pueda parecer extraño, pero si pensamos en situaciones de la vida cotidiana, esa afirmación no nos parecerá tan descabellada. Por ejemplo, si uno sabe que es un pésimo bailarín, estará muy interesado en que su pareja también lo crea así, ya que, en caso contrario, se vería expuesto al ridículo más espantoso cada vez que la pareja se empeñara en bailar.

    Entonces ¿cómo queremos que nos vean: mejor o igual que como nosotros mismos nos vemos? Los investigadores que han investigado cuál de las dos motivaciones, autoensalzamiento o autoverificación, es más fuerte no han encontrado resultados incontestables. Parece ser que las dos motivaciones influyen en nuestro comportamiento, pero de distinto modo. Cuando el riesgo de ser rechazado es grande, como sucede, por ejemplo, en una entrevista de trabajo o en un primera cita, la gente prefiere el ensalzamiento y evita la autoverificación. Si uno no causa una buena impresión, no conseguirá el trabajo, ni tampoco habrá una segunda cita, ni una tercera. En ese caso,  no será posible ni autoensalzarse, ni verificar la propia imagen. Sin embargo, cuando las relaciones están más asentadas y, por tanto, el riesgo de ser rechazado es bajo, las personas prefieren la autoverificación. Por ejemplo, en un estudio de Swann y colaboradores (1992) se encontró que las personas casadas que tenían un autoconcepto negativo estaban más comprometidas con la relación si su pareja les veía también de forma negativa. De hecho, los participantes con un autoconcepto negativo que eran evaluadas favorablemente por sus parejas ¡presentaban un mayor riesgo de acabar divorciándose!.  

    Relacionarnos con personas que nos ven mejor de lo que nosotros mismos nos vemos entraña ciertos riesgos. A medida que avanza la relación, aumentan las probabilidades de que el otro descubra que no somos como pensaba. Para evitar que aparezcan en el otro la desilusión, la decepción e incluso las acusaciones de engaño, las personas suelen buscar compañeros que les vean y acepten como son, incluso en lo referente a sus defectos y debilidades.