Emociones colectivas
Normalmente tendemos a pensar en las emociones como reacciones internas, privadas y personales, localizadas en la mente o el cuerpo de la persona que las experimenta. Sin embargo, las emociones tienen un origen y una función social. Las cosas que los demás nos dicen o las que no nos dicen, las cosas que los demás nos hacen o dejan de hacer, nos afectan profundamente, especialmente cuando mantenemos con ellos relaciones significativas o cuando pertenecemos a un mismo grupo.
Las personas experimentamos emociones no sólo en respuesta a los eventos relevantes que afectan a nuestra vida personal, sino también como reacción a experiencias sociales o colectivas que afectan a los grupos a los que pertenecemos. Así, por ejemplo, si una persona de nuestra familia se comportara de manera poco apropiada, los demás miembros de la familia podríamos experimentar vergüenza, aunque no hubiéramos tenido nada que ver con esa acción.
Podemos experimentar emociones relacionadas con el grupo porque la pertenencia a distintos grupos configura nuestra identidad y el concepto que tenemos de nosotros mismos. Cuando nos sentimos parte de un grupo, lo que le ocurre a ese grupo nos afecta personalmente.
Llamamos emociones vinculadas al grupo a estas emociones que dependen de la pertenencia del individuo a una grupo social determinado y que ocurren en respuesta a eventos que se perciben como relevantes para el grupo en su conjunto (Goldenberg, Saguy y Halperin, en prensa). Se pueden sentir estas emociones cuando en el evento relevante están implicados el grupo en su conjunto, sus representantes o incluso uno o varios miembros ordinarios del grupo. Es decir, uno pueden sentir una emoción vinculada al grupo aun cuando no esté directamente implicado en el suceso que genera la emoción.
En la emergencia de estas emociones es esencial el grado de identificación que las personas tienen con el grupo afectado. Difícilmente vamos a sentir rabia cuando le roban un penalti a un equipo con el que no nos identificamos. Tampoco vamos a sentirnos culpables por los crímenes cometidos por otro país distinto al nuestro. Ni vamos a enorgullecernos cuando el Oscar a la mejor película de habla no inglesa se lo lleva una película polaca. Por tanto, la intensidad de las emociones vinculadas al grupo depende del grado en que nos identificamos con ese grupo.
La acumulación de muchas respuestas emocionales vinculadas al grupo da lugar a las emociones colectivas. Las emociones colectivas se pueden definir como aquellas emociones que son compartidas por un amplio número de individuos en una sociedad o grupo determinados (Stephan & Stephan, 2000). Las emociones colectivas y las emociones vinculadas al grupo no son lo mismo. Las emociones vinculadas al grupo son reacciones emocionales individuales frente a los eventos que afectan al propio grupo, mientras que en las emociones colectivas es el colectivo la entidad que experimenta la emoción.
A pesar de esa diferencias, las emociones colectivas y las emociones vinculadas al grupos están relacionadas y son, en muchas ocasiones, convergentes. Cuando una emoción colectiva, por ejemplo, el miedo o la ira, es dominante dentro de un grupo, las personas que se perciben a sí mismas como parte del grupo experimentarán muy probablemente esa emoción. Por ejemplo, cuando en una equipo deportivo predomina un clima de orgullo por los buenos resultados que han obtenido recientemente, es muy probable que cada uno de los jugadores de ese equipo, a su vez, experimente individualmente esa emoción cuando piensa y habla de su equipo.
Sin embargo, en algunas ocasiones, un miembro del grupo puede sentir una emoción vinculada a su pertenencia grupal que no coincide con la manera en que se siente el resto del grupo, es decir, no coincide con la emoción colectiva. Por ejemplo, algunos españoles se sienten culpables por los daños causados a la población autóctona americana durante la conquista de América. Sin embargo, para muchos españoles ese periodo de nuestra historia es un episodio brillante y, por ello, más que culpa, sienten orgullo colectivo. En estos casos en que la emoción vinculada al grupo que experimenta un individuo y la emoción que muestra el grupo en su conjunto no coinciden, el individuo puede sentirse moralmente obligado a expresar con mayor intensidad la emoción que considera que el grupo debería sentir. Es como si intentara compensar con su elevada intensidad emocional el fracaso del grupo para sentir la emoción apropiada.
Tanto las emociones vinculadas al grupo como las emociones colectivas juegan un papel determinante en los conflictos que ocurren dentro de los grupos y también entre grupos distintos. Por ello, iremos viendo en próximas entradas cómo surgen y qué consecuencias tienen las emociones colectivas más estudiadas por los psicólogos sociales.
Contact
Facultad de Psicología
UNED
C/Juan del Rosal, 10
28040, Madrid alx.vazquez@psi.uned.es